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.. Nos encontramos en el vigésimo primer año del reinado del Glorioso Emperador Hantei XXXVIII, año 1124 de la Rata según el Calendario Isawa..
Ha pasado una semana desde Oshogatsu - el Día de Año Nuevo - y el Glorioso Emperador se ha pronunciado con un edicto Imperial, hoy, el octavo día del Mes de la Liebre (Primer mes del año, Abril según el Calendario Isawa)..
Las tierras del Imperio se han vuelto peligrosamente sombrías y tétricas, samurai-sama - la voz del anciano era melancólica y temerosa - una pasiva amenaza ha despertado el temor en los corazones de todos nosotros - el anciano hizo una pausa para tragar saliva - y esto se remonta al treceavo día del Mes de la Rata del año del Jabalí (Enero, 1123). Por favor, samurai-sama, déjeme contarle por qué un humilde sirviente se rehúsa a entregar mensaje tan importante durante la noche..
El frío de la noche y el silencio se apoderaban de los alrededores mientras el anciano comenzaba su relato. La atmósfera se volvía cada vez más oscura y solo quedaba la luz de la última hoguera en donde estaban. Habías visto la impetuosa ciudad del Ruiseñor Dorado en tu niñez y ahora parecía como si esta hubiera sido pisoteada por un gigantesco monstruo más grande que un ejército. Completamente derruida, llena de escombros, masacrada brutalmente. Y te sentaste en un pequeño tronco junto al calor de la hoguera para escuchar las últimas palabras del anciano, cuando éste comenzó..
- Fue el día en que Padre Luna alcanzara a Madre Sol en las alturas. Era de mañana, pero la tierra estaba demasiada oscura como para asegurar que realmente era de día y no de noche.
Se dice que el Glorioso Emperador se había reunido con el Campeón de Esmeralda, Kakita Toshimoko-Sama y con los Daimyo de los Grandes Clanes para comprender lo que sucedía. Como siempre, a la reunión no asistieron ni el Dragón ni el Cangrejo, y tampoco era que alguien los esperara, pero se dice que todos los presentes se ensaltaron cuando Shiba Ujimitsu-Sama, Campeón del Fénix, anunció la llegada de un último visitante a la Corte Improvisada de inicio de año.
No habían pasado más de un par de horas, mientras el Emperador escuchaba los sabios consejos de los hechiceros Fénix y de los nobles Grulla, cuando éste alzó la mano y toda la Corte se calló.
En ese instante, las puertas de Kyuden Doji - Ancestral Palacio de la Grulla - se abrieron de par en par con el ímpetu de un solo hombre. Los guardias cuentan que no lo vieron entrar, solo sintieron una brisa fría que los redeaba cuando esta ventisca abrió los portones de la Sala Principal.
Pero el hombre que entró era aún más interesante que la forma misma en como había llegado, pues a pesar de que tenía un cuerpo musculoso y bien desarrollado, su expresión mostraba un agotamiento tal que cualquiera diría que venñia de las puertas de otro mundo.
El extraño sujeto avanzó por todo el magnífico pasillo de madera y piedra fina del elegante Kyuden Doji.
A los 10 metros del Emperador se detuvo, y antes de que los guardias pudieran alcanzarle, el hombre comenzó a hablar. Se dice que sus palabras le salvaron la vida, pues el Daimyo León, Akodo Toturi-sama, ya tenía su espada desenfundada a la altura del cuello del sujeto y Kakita Toshimoko-sama le tenía flanqueado por el otro costado en solo un instante. El hombre pronunció:
- ¡¡Oh! Glorioso y sabio Emperador, el Hantei XXXVIII que se sienta al Trono Esmeralda. Soy un mensajero de mi señor, Daimyo del Clan por vuestro dictámen, el Togashi Yokuni, señor del Dragón.
Padre Luna ha atrapado el dulce velo de nuestra Madre Sol y todo vuestro glorioso Imperio podría sufrir por esta infame acción.
Estas son las palabras que debéis escuchar, ¡Oh! Sabio Emperador, pues estas fueron las palabras de mi señor..
- Algunos dicen que fue en ese instante que la voz del sujeto cambió y como si otra presencia proveniente de muy lejos hablara por el, sentenció:
- .. Tengoku y Jigoku (Cielo e Infierno) se han unido y el puente que llega al Cielo brindará a Fu Leng (el Kami Caído) la oportunidad de cumplir su perverso deseo. El Oráculo del Aire ha escrito esto, y solo con vuestra suprema sabiduría lo inevitable se podría detener. solo Vos sos el Hantei!
- Y los rumores dicen que dicho estas palabras el hombre sonrió, se levantó, y antes de que alguien pudiera reaccionar, como si se hiciera viento, el hombre desapareció. Solo quedó el eco de su voz, y un pergamino dirigido hacia el Emperador.
Cuando el consejero del Emperador, Kakita Yoshi-sama tomó el pergamino, el Emperador se lo pidió.
Lo que en él hubo contenido nadie lo sabe, y cuentan los Escorpión que al leerlo hasta el mismo Emperador se sorprendió, y aunque eso no es siquiera importante, todos recuerdan las palabras que el Hijo de los Cielos pronunció:
- ¡Los Cielos piden nuestra ayuda, nuestros sagrados ancestros descansan y sus almas nos piden por lo menos nuestro esfuerzo! ¡Hijos de la Tierra, Rokugani todos! Escuchad atentamente estas palabras. Padre Luna ha osado rebelarse frente a la calidez de Madre Sol y ella llora ahora por nosotros. Es tiempo de levantarnos y darle una mano, tomando un pañuelo y secándole su rostro. ¡Preparáos!
- Y luego de todas sus sabias palabras, el Emperador llamó a algunos guerreros, serían sus legionarios y llevarían acabbo el deseo del Emperador. Estos guerreros serían parte de una selecta Legión que protegería nuestros ancestros en los cielos, pues ellos lo pedían y pues ese era el deseo del Supremo Emperador..
Y tu te preguntas por qué estás aquí y por qué este viejo anciano se rehúsa a tu mandato. Pues te diré que es porque de entre todos los nombres que pronunció el Emperador, estabas tú. Y porque son tus ancestros los que te llaman a luchar por ellos.
Porque vos, samurai-sama, sois uno de los miembros de la Legión preparada por el Emperador que luchará con coraje por los que descansan en los Cielos, y porque es en esta derruída ciudad donde vuestro supremo viaje comenzará..
Y con estas últimas palabras el anciano se inclinó, pues conocía la Ley, había desobedecido a un samurai y debía morir por el agravio. Y mientras tu espada bajaba por el cuello del viejo, en un instante viste este derruído pueblo y aceptaste en tu corazón, con coraje, esta labor. Protegerías a tus ancestros, con tu propia alma si fuese necesario. Harías arder los corruptos planes del que-no-debes-ser-nombrado en los más profundos pozos de Jigoku, y cuando él fracasara, le harías recordar tu nombre por siempre. Eras un samurai. No fallarías.. |
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